Por mucho que ahora digan la estupidez, para arengar aún más los ánimos madridistas, de que el Real Madrid ha roto la hegemonía del Barça (¿Qué hegemonía ostentará un equipo que sólo ganó la liga?), perder la final de Copa del Rey no nos debe confundir ni hacer creer que el Madrid está mejor que el Barça, sino todo lo contrario. A 90 minutos y en dos partidos, este "equipazo" sólo nos ha podido hacer un gol y fue por un penalty que realmente no existió. Incluso con Mascherano como central (que como siempre estuvo muy bueno en el corte, pero el pobre no se entera todavía de como dejar en fuera de juego al delantero rival) y con Pinto como portero (estoy seguro de que si hubiéramos cambiado los porteros de los dos equipos habríamos ganado nosotros).

Cierto es que nosotros tampoco les hemos podido marcar un gol. Pero tenemos el precedente de la primera vuelta y de ser de largo el máximo goleador de la liga. Ni Messi, ni Pedro, ni Villa están con la frescura que uno espera de ellos, pero el resurgir puede ocurrir en cualquier momento. No es el caso del Madrid, que depende casi en su totalidad del acierto de Cristiano Ronaldo, que contra el Barça suele esconderse.

Pero lo mejor de todo es el aspecto anímico que nos otorga esta derrota. Es el mejor aviso que nos podrían dar para afrontar los dos encuentros de Champions con la tensión al máximo. El equipo ya conoce lo que puede dar de sí el Madrid de Mou, saldrá con ánimos de venganza tras las lamentables y antideportivas actuaciones de Pepe, Arbeloa y Sergio Ramos, y por fin nos sacaremos de encima esta pesada losa que es ser los favoritos en competición europea. Ahora sólo falta que Pep baje también de su nube tras perder la Copa ante el máximo rival, y se dé cuenta de los riesgos que se corren afrontando una temporada entera tan larga e intensa con sólo 15 jugadores de nivel Barça.

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