sábado, 9 de abril de 2011
Bojan, más mala suerte imposible. Parece que vamos a perdernos a Bojan para lo que queda de temporada. La cara del jugador al ver que iba a ser sustituído, pese a que él quería seguir jugando incluso con la cojera, lo dice todo. Es una incógnita como aguantará el de Linyola este mazazo psicológico, ya que la mala suerte le persigue desde que hace cuatro años se convirtió en el debut más precoz de la historia del Barça. Cuando estaba jugando con cierta regularidad en el equipo de Rijkaard, cesan al holandés y llega Guardiola, que lo relega al ostracismo. Después logra desbancar de la titularidad a Ibrahimovic pero comienza la siguiente temporada sin tener apenas minutos, y cuando los tenía, no le salían bien las cosas. Y ahora que le estaban saliendo más o menos bien, y que estaba cuajando un partido más que bueno, le ocurre eso. Esperemos que sea la última y que en la próxima temporada podamos ver al Bojan que apuntaba alto en estos últimos partidos.

Villa, de mal en peor. Si a Bojan lo veíamos cada vez más acoplado al equipo, con Villa ocurre justamente todo lo contrario. Desde que llegó, su rendimiento ha seguido una curva claramente descendiente. Fallón, constantemente en fuera de juego... y contra el Almería, ni siquiera ha tenido una participación destacada. Curiosamente en Lituania dio un recital con la Selección Española. Parece como si la camiseta del Barça le impusiera un respeto excesivo. Aunque de todos modos, es inadmisible que un delantero centro de su nivel no se dé cuenta de que para recibir un paso en profundidad, hay que tener en cuenta el pasito al frente de los centrales y por ello, desmarcarse desde una posición más retrasada.

Milito, una apuesta segura. No entiendo la obsesión de Guardiola por hacer probaturas con los mediocentros para la posición de central, teniendo a Milito en el banquillo. Se le ha impuesto al argentino la cruel e injusta etiqueta de jugador semi-retirado e inválido para el futbol de máximo nivel, pese a que sigue jugando en una selección tan competitiva como la albiceleste. Atención al dato: Milito tiene una media de más de 12 robos de balón por partido jugado. La media de Piqué es de 11.

Mascherano, el central. Al comienzo del partido, nadie entendía porque estaba el jefecito, apercibido de sanción, en el once titular del Barça. Después se supo porque: Guardiola quiso probarlo unos cuantos minutos de central. Y a pesar de que vio pronto una amarilla, y que no estaba haciendo su mejor partido, de central cumplió con creces. Sin embargo, delante tenía a los 1,63 metros de Pablo Piatti. Me parecería bastante arriesgado usarlo de central contra delanteros como Adebayor.

Thiago, la confirmación. Era la única diversión en un partido tan anodino como el que vimos. Thiago no sólo cumplió, sino que se estrenó como goleador del Barça. Después de su partido, se entenderá todavía menos que Pep siga con su inexplicable devoción por Keita. El hispano-brasileño ha hecho más en dos partidos como "box-to-box" que el centrocampista malí en toda la temporada. Sólo un pero: su fútbol suicida. Debe aprender a combinar su evidente poderío ofensivo con un mejor posicionamiento sin balón, así como perder menos el esférico.

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