domingo, 24 de abril de 2011
Fontás sigue sin jugar. El partido contra el Osasuna era el escenario perfecto para ver muchas de las cualidades que atesora el de Banyoles en el centro de la defensa. Sin embargo, en una decisión para mí del todo inexplicable, Pep aportó por una dupla Mascherano-Milito, que con la lesión de este último pasó a convertirse en una defensa de centrocampistas: Mascherano y Busquets.

La cara de incomprensión y de desencanto de Fontás en el banquillo era un perfecto retrato del sentimiento del jugador del filial en estos momentos. No creo que sea muy positivo psicológicamente para un jugador de 21 años que está a las puertas de ver cumplido el mayor sueño de cualquier futbolista catalán y del mundo, el subirlo al primer equipo para luego tenerlo relegado al completo ostracismo, mientras sus ex-compañeros siguen cogiendo experiencia en el filial.

¿Para qué lo subió Pep? hay quien dice que no juega porque está verde. Si está verde, ¿por qué estaba él en la lista de convocados? si vas a poner a un jugador en la lista para que después juegue cualquiera salvo él, no lo pongas. Será un partido más que coja experiencia en el B, y un aliciente más para que el jugador siga progresando. Darle esta confianza a medias puede hacer que a Fontás se le pase por la cabeza si vale la pena seguir esperando una oportunidad o pedir una ficha del primer equipo. Quizá prefiera una cesión o un traspaso antes que ser un Bojan o un Jeffren.

Guardiola no cuenta lo suficiente con su cantera. Contó y bastante en su primer año, cuando supo darle una oportunidad a gente como Pedro o Busquets, o subir a ciegas a Jeffren. Pero ese Pep no es otro distinto al actual. No es Pep quien ha cambiado, sino la cantera: el de Santpedor ya conocía a esos jugadores porque los tuvo a sus órdenes en el B, y sabía perfectamente lo que podrían dar de sí en el primer equipo. Sin embargo, este filial es el de Luis Enrique, con jugadores nuevos que en su mayoría él no entrenó. Es el problema de Pep: sabe juzgar excelentemente las cualidades de los jugadores que entrena, pero sufre de grave miopía cuando se trata de juzgar a jugadores que no están a sus órdenes. La prueba está en su nefasta política de fichajes y traspasos desde que llegó, y en el pavor patológico que sufre ante cualquier elemento extraño dentro de ese oscuro y cerrado vestuario que es el primer equipo del Barça.

Fuente foto:
http://www.madrid-barcelona.com

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