sábado, 11 de junio de 2011
Finalmente, Luis Enrique se ha decidido por el Coliseo y la Fontana di Trevi antes que por el Palacio Real y la Puerta del Sol. Igual que el emperador Trajano, ha decidido abandonar Hispania para engrandecer a Roma. E igual que a Trajano, no le falta ni astucia, ni mano firme, ni dotes de liderazgo para emprender las más arriesgadas campañas.

Sin embargo, al contrario que Trajano, que fue maravillosamente recibido por el pueblo romano tras demostrar inmejorables dotes de mando como gobernador de la Germania, Luis Enrique llega a la capital del Lacio sin apenas currículum, y prácticamente desconocido por el público del Olímpico de Roma. Para ellos, es como si el Atlético de Madrid fichara al entrenador del Inter Primavera. No crearía demasiada expectación, y menos tras una temporada con resultados deportivos mediocres.

A eso hay que añadir que en Italia han fracasado la mayoría de gladiadores llegados desde Iberia. Desde Martín Vázquez hasta Jose Mari, pasando por Víctor Muñoz o De La Peña. Únicamente Luis Suárez puede presumir de haberse despedido de la Península Itálica al son de trompetas, pero sólo los más viejos del lugar se acuerdan de ello.

Sin embargo, el astur ha elegido bien. En Roma hay urgencia de éxitos, pero tras la desastrosa temporada pasada, el listón no está muy alto. Tras la muerte de Franco Sensi, el club está en franca decadencia, tanto deportiva como económica, y quedar entre los seis primeros se considerará un puesto aceptable. El problema es la falta de dinero y urge renovar una plantilla cuya media de edad supera la treintena.

Lo bueno es que, al contrario que en el Atlético, hay una buena base. Para afrontar una temporada con ciertas garantías, y para jugar como le gustaría a Luis Enrique, habría que cambiar a medio once titular colchonero, ya sea porque no reúnen la calidad necesaria, o porque no encajan con la libreta de Lucho. La Roma, en cambio, cuenta con jugadores de primerísimo nivel en puestos clave. En el centro de la defensa, Luis Enrique deberá reponerse de una baja clave: Mexès, que firmó por el Ac Milan. Sin embargo sigue contando con dos baluartes del nivel de Juan y Burdisso. En los laterales, Riise es también un seguro, pero deberá encontrar un jugador de garantías para el lateral derecho (no sería extraño que optara por llevarse a Montoya con él). En el centro del campo, están De Rossi y el chileno Pizarro, dos centrocampistas con la suficiente clase como para jugar al estilo Barça. En la delantera, Vucinic será sin duda un jugador clave en la libreta del asturiano, pero falta por ver quien le acompaña. En líneas generales, es un equipo que con tres o cuatro retoques, tiene calidad suficiente para jugar de forma ofensiva.

Ahora sólo faltará controlar las embestidas e impulsos del "germano" Totti. El hombre más popular de Roma tiene la llave del éxito y el fracaso en ese club. Luis Enrique deberá demostrar mucha mano de hierro para imponer su autoridad con una estrella en declive con más aires de divo que ambición por ganar. Será interesante ver si Totti hace buen triunvirato con Lucho y De La Peña, o si se transformará de nuevo en Nerón para incendiar el vestuario romano una vez más. Como dijo Julio César: alea jacta est. La suerte está echada. 

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